No puedes arrancar una página del libro de tu vida...

Pero puedes quemar todo el puñetero tomo en un segundo.

(Lo siento: la frase no es mía, ya quisiera. No se de quien es)

EL MUNDO RESPONDE... PERO ES UN POCO SECO

¡Seré yo contra el mundo!- Grito ella cargada de razones.

Y el mundo respondió: "Pues vale"

y siguió girando.

DEFINIENDO A NUESTRA ANTI-HEROÍNA

Al igual que ella, tampoco yo he empezado esta saga con buen pie. Para empezar no la he presentado.

Caperu la Roja no es una mujer especialmente guapa ni fea. Inteligente sí, pero quizá no lo suficientemente avispada, aunque sí lo bastante lista para salir adelante a pesar de las circunstancias. Su mayor defecto: una constante, ansiosa e infructuosa búsqueda de cariño duradero, que la han arrastrado a relaciones de lo más curiosas (algunas con un grado de dependencia enfermizo).

Tras varios psicóticos, neuróticos, drogadictos (de diverso grado), “artistas”, promiscuos y algunos fracasos con hombres francamente estupendos, se vio chupando piruletas de carne de amargo sabor, dudosa pureza/limpieza y olor indefinible pero no incalificable: más bien desagradable. Sin embargo sus esfuerzos en estas ocasiones no fueron en vano, y recibió las atenciones necesarias. Nada fuera de lo común: besos apasionados, caricias, y algún abrazo furtivo, falsamente esperanzador, que la llevaron a engancharse a esta dinámica de no esperar (aunque sí desear) una llamada al día siguiente.

En cuanto a su aspecto físico, no diré nada que pueda delatarla: hay muchas caperucitas por el mundo, y ella no es muy distinta del resto. Hay caperucitas monas, frescas, morenas, rubias, de derechas, de izquierdas y hasta hay caperucitas del OPUS (y esas encima tienen dos dilemas morales más: sobre su conducta o sus métodos, y sobre su futuro en “la comunidad”)

En resumen: nuestra caperucita no es más que una víctima más del universo Dysney y sus princesas de catálogo, esperando "el milagro del amor" y esto da para muchos cuentos divertidos

CAPERUCITA LA ROJA: LA SAGA COMIENZA

Aquella mañana, la dulce Caperucita la roja se levantó con el pie izquierdo. Y como nuestra heroína duerme del lado derecho de la cama y boca arriba, esto supuso un gracioso esfuerzo de los que no sientan muy bien al cuerpo a horas tempranas, que acabó en inevitable golpe contra la mesilla de noche. Uno cero a favor del mundo, y contra nuestra protagonista. Se incorporó con cierto esfuerzo, frotándose el futuro chichón de la frente y murmurando palabras que no voy a repetir, no por pudor, sino más bien por no faltar al decoro que este medio exige.

Los siguientes acontecimientos se sucedieron con igual desacierto:

- Se hizo un tajo al cortar el pan para las tostadas;

- Se le quemó el café (odio el café quemado: sólo el olor me da nauseas);

- La camiseta que pensaba ponerse estaba sucia (aunque esto es meramente anecdótico);

- El “caperumovil” no arrancó ni a la primera, ni a la segunda ni a la tercera y hubo que empujarlo; llegó tarde a trabajar, y sudando (recién duchada)…

Pero sobre todo, un brillante grano asomaba descarado en la punta de la nariz. Esto sumado al incipiente chichón delator de su torpeza matutina, y a que se había equivocado de día, y fue al trabajo cuando no tenía que ir (día libre), llevaron a Caperucita la roja a una reflexión profunda: “Definitivamente, hoy no es mi día”.

Grietas

A veces quisiera ser ermitaña.

Y vivir en una cueva

Pero me doy cuenta que no podría

Que en muy pocos días estaría hablando con las paredes

Intentando hacer feliz a cada pequeña roca

Inventando sus colores entre las sombras

Poniendo nombre a las sus protuberancias.

Cada insignificante vetas, de cada insignificante piedra,

sería un mundo nuevo que conocer para mí.

Las cuidaría, las mimaría, como si algo pudiera crecer de allí.

Y al fin y al cabo, el trato que recibiría de ellas a cambio

No sería tan frío como el que he recibido de algunos sujetos.

Sus inexistentes atenciones,

apenas percibidas por mi inquieta y deseosa imaginación

serían más sinceras que las profesadas por seres, aparentemente emocionales,

o más bien, potencialmente emocionales,

que son incapaces de ejercer esa virtud de sentir

o incapaces de expresarla

pero sobre todo, incapaces de compartirla

y me agoto

Un currículum pro-metedor

¡Vaya! Pues si hubiera sabido que bastaba con mamársela a Dios sabe quién (quizá precisamente a este) para llegar donde estamos, me habría ahorrado dos carreras y media, un master, y unos cuantos cursos, especialmente aquellos en que el profesor resultaba TÁN soporífero que hasta la cafeína hacia esfuerzos para no dormirse y mantenerme despierta. Sí hombre sí: esos en los que ni Cristo se acordaba de qué iba la charla después de 10 minutejos (y si no me creen, observen a los asistentes de cualquier curso o congreso en que el ponente resulte digamos… inaguantable y verán cómo abren y cierran constantemente el programa del susodicho curso, para recordar cuál era el título de la conferencia, e intentar recuperar el hilo)

Pues nada: habrá que practicar las chupaditas porque claro, con tanto estudiar, olvidé entrenar mi capacidad bucal.

¿Alguien se apunta para las prácticas? ¿Quién se siente con autoridad y conocimiento sensorial suficiente en sus “órganos colgantes” (que no sobrantes) para examinarme?

¡Virgen santa!

No respondan por favor.

¡Jesús!: no puede una ser sarcástica

Y una última reflexión: para ser atea… he mentado mucho… lo divino. A ver si además de cuestionarme mis métodos, debo cuestionarme también mi irreligiosidad (esta palabra existe créanme) ¡Pues hasta ahí podíamos llegar!

Fin de mi disertación (por si acaso)

A su imagen y semejanza... todo tiene sentido

Dios es uno y trino...

e hizo al hombre a su imagen y semejanza...

¡¡¡¡¡¡¡¡¿PERO CÓMO NO VAN A TENER PERSONALIDAD MÚLTIPLE Y PROBLEMAS DE DECISIÓN E INICIATIVA?!!!!!!!!!!