Al igual que ella, tampoco yo he empezado esta saga con buen pie. Para empezar no la he presentado.
Caperu
Tras varios psicóticos, neuróticos, drogadictos (de diverso grado), “artistas”, promiscuos y algunos fracasos con hombres francamente estupendos, se vio chupando piruletas de carne de amargo sabor, dudosa pureza/limpieza y olor indefinible pero no incalificable: más bien desagradable. Sin embargo sus esfuerzos en estas ocasiones no fueron en vano, y recibió las atenciones necesarias. Nada fuera de lo común: besos apasionados, caricias, y algún abrazo furtivo, falsamente esperanzador, que la llevaron a engancharse a esta dinámica de no esperar (aunque sí desear) una llamada al día siguiente.
En cuanto a su aspecto físico, no diré nada que pueda delatarla: hay muchas caperucitas por el mundo, y ella no es muy distinta del resto. Hay caperucitas monas, frescas, morenas, rubias, de derechas, de izquierdas y hasta hay caperucitas del OPUS (y esas encima tienen dos dilemas morales más: sobre su conducta o sus métodos, y sobre su futuro en “la comunidad”)
En resumen: nuestra caperucita no es más que una víctima más del universo Dysney y sus princesas de catálogo, esperando "el milagro del amor" y esto da para muchos cuentos divertidos
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